miércoles, 16 de mayo de 2007

Simplezas

Que duro cuando no hay problema pero sientes el agobio. Supongo que me entendereis. Me refiero a esa sensación de presión. La mente esta hibernando, solo mantiene vivos los instintos de supervivencia esenciales. El cuerpo se limita a repetir diariamente las acciones cotidianas. Despertar, trabajar, vuelta a casa... Nada cambia pero todo pide cambio.

Un buen día te levantas y decides ponerte manos a la obra. Elaboras una cuidada lista de cambios y les pones fecha y hasta hora de caducidad. Arremetes contra todo y todos. Ejecutas tu plan con precisión casi quirúrgica. Unos te entienden, otros te miran con ojos incrédulos y los más se escandalizan. A medida que avanzas en tu campaña hacia el bienestar, vas dejando un rastro de indignación a veces, y admiración otras. Los mezquinos envidian tu decisión, los valientes (muy pocos) te arropan y los cobardes (la inmensa mayoria) dedican ahora todas sus energias a ponerte zancadillas y despellejarte en corrillos.

Como todo buen plan, tiene principio y tiene fin. Cuando alcanzas esa meta y miras para atras, te aseguro, amigo mío, que serás tan sumamente feliz, que ni te plantearás si mereció la pena ya que estarás ocupadísimo con la siguiente campaña hacia el cambio...

Lucha por tu sueño, cambia, adaptate, evoluciona, pero nunca, nunca desistas ni te duermas...

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